Había mucha expectación por el regreso del Oviedo al Tartiere. Los parones internacionales se suelen hacer eternos, pero en clave azul no hubo opción al aburrimiento. El inicio tuvo su miga, puesto que el partido empezaba a las nueve de la noche, pero muchos curiosos estaban al quite de lo que podría pasar quince minutos antes con el anuncio de la plantilla por megafonía. Las dudas se resolvieron cuando se nombró a Luis Carrión, técnico carbayón, que recibió una pitada importante por parte de la hinchada. Cierto es que, un pequeño sector reaccionó levantándose para aplaudir al entrenador catalán antes del comienzo del Oviedo-Espanyol.
El Fondo Norte desplegó un tifo en honor a cuatro delanteros históricos de la entidad como Echevarría, Lángara, Herrerita y Emilín con el lema de “Jugadores que honraron a Oviedo” y en los prolegómenos del encuentro también se guardó un emotivo minuto de silencio por la muerte del hermano de Diego Cervero. Después, cuando el colegiado Busquets Ferrer señaló el comienzo del choque, hubo espacio para la protesta. Oviedo y Espanyol fueron los primeros en escenificar las quejas de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) por la falta de transparencia y diálogo de LaLiga en lo referido al partido que Barça y Villarreal disputarán en Miami. El Espanyol sacó de centro y durante los primeros ocho segundos el balón quedó en los pies de Cabrera, con el resto de jugadores parados.
Apoyo al equipo
A partir de ahí, apoyo total del Tartiere al equipo. El feudo azul, con 25.625 espectadores, contó con una buena entrada pese a ser viernes. El público disfrutó de una buena puesta en escena de los azules y, sobre todo, volvieron a quedar asombrados con otra gran actuación de Escandell, que se llevaba una ovación tras cada parada. Eso sí, cada vez que Carrión volvía a salir en las pantallas, nueva pitada. Con el que tampoco estuvieron contentos fue con las decisiones del colegiado Busquets Ferrer, que fue desesperando poco a poco al Tartiere.
Como uno más lo volvió a vivir Jesús Martínez, sentado en la grada y no en el palco. El mexicano y todo el estadio se lamentaron al unísono cuando Chaira estrelló el balón en la madera. La fortuna volvió a dar la espalda a los azules, no solo en esa acción, también en la del tanto del Espanyol. Varios rebotes dentro del área y mucha incertidumbre: Busquets Ferrer tuvo el partido parado más de dos minutos parado, pero finalmente el tanto subió al marcador pese a la polémica.
El Oviedo acabó mal el partido y tras el segundo gol el descontento de la afición se hizo mayor, incluso con tímidos pitos al equipo. Los azules cayeron derrotados y en las gradas se evidenció lo que se veía en la última semana: un oviedismo unido por su equipo, pero dividido por Carrión.
Via: The New Spain
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