Manuel Gavira (Cádiz, 1969) llegó a la política de casualidad. Fue de los primeros en sumarse a las filas de Vox en 2015, cuando la formación todavía no había entrado en ninguna institución. El entonces responsable del partido le pidió ayuda para darle forma a las medidas que clamaban los de Santiago Abascal en Madrid. Así fue como se afilió al partido. Conocer a Abascal le hizo entrar “de cabeza” en el proyecto. Desde entonces, siempre ha ido de número uno en la lista por Cádiz.
El actual portavoz del partido de extrema derecha en el Parlamento se enfrenta en cada pleno a Juanma Moreno. Hubo un tiempo en que desde Madrid desplazaron a un lado a Gavira, que llegó a la portavocía como sustituto del cordobés Alejandro Fernández, casi en el último tramo de la pasada legislatura. Entonces, el partido probó el experimento Macarena Olona. No salió bien. Tras el portazo de la candidata a Andalucía y al partido, Gavira recuperó su altavoz.
Hijo de panaderos, lo de madrugar lo lleva dentro. Se levanta cada día a las 6:00 y asegura que está hasta las cerca de la una de la mañana. “Sarna con gusto no pica”, bromea en este encuentro para el cuarto capítulo de En el patio del Parlamento. En realidad, está acostumbrado a amanecer temprano: antes de llegar al Hospital de las Cinco Llagas, Gavira era abogado, daba clases en academias de oposiciones, actuaba como asesor mercantil y era trabajador por cuenta ajena. “Esa era mi vida antes y esta es mi vida ahora“, explica. Hace justo 10 años del cambio.
Las propuestas de Vox
Dice sentirse “muy orgulloso” de todas las propuestas que propone su grupo en la Cámara autonómica, “aunque no hayan prosperado por el PP y el PSOE y los comunistas, en este complot que tienen ellos para destruir lo que es Andalucía y España”. Gavira suelta toda esa retahíla del tirón, con una sonrisa. En el Parlamento, la audiencia está acostumbrada al tono Gavira.
Las prioridades de Vox, partido que no cree en las autonomías, se conocen, son prácticamente las mismas en todos los territorios: “Cualquier propuesta para el sector primario de Andalucía, del Pacto Verde, la Agenda 2030, sobre la inmigración ilegal, contra las leyes ideológicas del Gobierno socialista o las políticas adoptadas por el PP”. Entre sus hitos, también destaca “la proposición de ley para derogar la ley de memoria, la ley del condado de Huelva o las de inmigración como la del arraigo”.
Desde su entrada en el Parlamento, en las elecciones de 2018, han ido a más en escaños. Las encuestas auguran el crecimiento de su formación si las autonómicas se celebraran ahora. El PP podría perder la mayoría absoluta. En este contexto, los diputados de la formación se vuelven indispensables para la gobernabilidad en Andalucía. En Vox lo saben, por eso su actitud con los populares ha cambiado a la vuelta del verano. “Con el Partido Popular no tenemos una especial relación sencilla“, defiende el portavoz.
Ahora, los vínculos entre ambos partidos está más fríos que nunca. En la anterior legislatura el PP tenía que ceder ante la mayoría de exigencias del partido de Gavira. Gobernaban en minoría y los apoyos de Vox eran fundamentales para poder sacar adelante cualquier medida. Las cosas han cambiado con la mayoría absoluta de Moreno, pero, para alcanzar las mayorías cualificadas, al PP no le basta con sus 58 diputados, sino que necesita la luz verde de otros partidos.
Dudas sobre las elecciones
Las dificultades para alcanzar un acuerdo mantienen bloqueado el relevo de Jesús Maeztu al frente del Defensor del Pueblo. “¿Por qué no la tenemos? Porque el Partido Popular no negocia, el Partido Popular impone y en el momento en el que su mayoría no le da para sacar adelante sus propuestas, le decimos que a nosotros nos tiene que tratar con respeto y con consideración“, asegura.
Aunque hasta ahora Gavira siempre ha tenido un papel relevante la frente de la formación a nivel autonómico, en Vox evitan aclarar su futuro. En la cúpula del partido no confirman si su actual portavoz en el Parlamento se convertirá en el candidato a la presidencia de la Junta. Abascal ha evitado señalarlo como presidenciable y aunque dice de él que es “un candidato excelente” y “un líder excepcional” ha evitado confirmar quién liderará las listas de la formación en la próxima cita con las urnas en Andalucía, para la que apenas quedan ocho meses como mucho. Abascal apunta a “el procedimiento de Vox“: esperar a que se convoquen para poner un nombre sobre la mesa.
Mientras se revela su futuro y llega la campaña, Gavira aprovecha los momentos de desconexión que tiene para escaparse a Cádiz, a su casa. Es, confiesa, un hombre de gustos sencillos: “Yo no salgo de mi familia, de mi mujer, de mis dos hijos, de ir a ver los domingos al Cádiz en el Carranza y de montarme en la moto para darme una vuelta por la provincia y almorzar fuera, que es lo que hago algunas veces en familia”.
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