La relación entre el Partido Popular (PP) y Vox sigue sufriendo fuertes oscilaciones en este último trimestre del año. De la absoluta guerra fría entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal que se vivió desde septiembre, y que ya se arrastraba desde antes del verano, a la tregua que ambos se concedieron tras la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Comunidad Valenciana el pasado 11 de noviembre. Un paréntesis en las hostilidades que apenas ha durado hasta la investidura la semana pasada en las Cortes, con los votos de Vox, del flamante presidente de la Generalitat, Juan Francisco Pérez Llorca.
De hecho fue el mismo jueves en el que el popular valenciano obtenía los votos para sustituir a Mazón, el pasado jueves, cuando tras la comparecencia de urgencia de Feijóo, ante la entrada en prisión del exministro José Luis Ábalos y de su colaborador, Koldo García, Abascal desenterró el hacha de guerra. Lo hizo arremetiendo contra la concentración convocada por el líder popular para el domingo en el Templo de Debod, que no dudó en tildar de “acto partidista”, instando de nuevo al líder de la oposición a que presente una moción de censura contra Pedro Sánchez que Vox, a diferencia de la legislatura pasada, no puede poner en marcha al no tener el mínimo de diputados requeridos para ello.
El mismo domingo la fractura se visualizó con tres hechos muy concretos. El primero, la presencia del exportavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, en la marcha de los populares, a la que asistieron casi todos los presidentes autonómicos y los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy. Lo hizo acompañado de otros ex diputados de Vox, como Rubén Manso o Víctor Sánchez del Real, aclamado por muchos simpatizantes de la derecha, que se hacían fotos con él y le pedían que volviera a la primera línea, e incluso saludado expresamente por DJ Pulpo, el habitual maestro de ceremonias de los actos organizados por el PP de Madrid. Algo, esto último, solo a la altura de quienes gozan de pase vip. La cúpula del PP, al más alto nivel, conocía con antelación su presencia, lo que sumado al respaldo que dirigentes populares como Juan Bravo o Cayetana Álvarez de Toledo han prestado a su think tank, Atenea, y al enfrentamiento total con Abascal y la cúpula de Vox desde que renunciase a su escaño después de las elecciones generales de 2023, le sitúan como uno de los elementos clave de la batalla en la derecha.
El segundo elemento se produjo después de la marcha, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no dudó en arremeter contra Vox en las redes sociales por la concentración paralela que tuvo lugar no a poca distancia de la sede del PSOE en Ferraz, como hizo el PP, sino frente al mismo número 70 que alberga la sede central de los socialistas. Ayuso, tras mostrar su “absoluto rechazo a la violencia de los manifestantes en la calle Ferraz” y matizar que es una situación que desde hace tiempo está “molestando a esos vecinos y comercios, todas las tardes”, lanzó un dardo directo al partido a su derecha: “La concentración del PP en el Templo de Debod ha sido ejemplar, como siempre. No parece raro que Vox haya promovido una nueva trifulca, seguramente para restar protagonismo y fuerza a miles de ciudadanos de bien, a quienes agradecemos nuevamente su confianza. Vox trabaja para Sánchez hasta en domingo”, remató con sarcasmo la también líder del PP de Madrid.
Y al margen de todo eso, y en una semana en la que va a comenzar la campaña electoral en Extremadura, Génova volvió a la carga este lunes contra Vox, en la rueda de prensa que protagonizó el secretario general del PP, Miguel Tellado. En la misma línea que Feijóo en su discurso del domingo, que comenzó presumiendo de ser el “único partido en España que puede convocar una macro manifestación en apenas cuatro días”, su mano derecha fue más enfático aún, en la misma línea, y se refirió al PP como “el único partido capaz de convocar y unificar a toda la resistencia cívica española, y quedó plasmado en esa concentración por la decencia, la dignidad y el cambio político en nuestro país”.
Abascal no se quedó callado, y en un mitin de precampaña este lunes en Trujillo (Cáceres) respondió a Feijóo, que también le había espetado que él no se confundía de adversario, señalando a Sánchez; de objetivo, derrocarle, y de prioridad, “que es España”. El líder de Vox afirmó ante sus seguidores que ·”el problema es que el señor Feijóo se equivoca de amigos; en Cáceres pacta los presupuestos con el Partido Socialista; y el señor Feijóo, en Bruselas, pacta todas las leyes con el Partido Socialista, las leyes migratorias, las leyes del pacto verde que perjudican al campo extremeño…”. Y no se olvidó de calificar de “sorprendente” una convocatoria del PP contra la corrupción “tras el desmantelamiento del PP de Almería”, en referencia al caso de corrupción destapado por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) que señala al ex presidente de la Diputación almeriense, Javier Aureliano García, y a su número dos.
El fuego cruzado entre el PP y Vox ha regresado con fuerza, y no parece que vaya a remitir hasta después de las elecciones extremeñas del 21 de diciembre, cuando no es imposible que tengan que sentarse de nuevo a la mesa para negociar otra investidura de María Guardiola como presidenta de la Junta.
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