La Unión Ciclista Internacional (UCI) anunció este jueves la suspensión provisional del corredor alavés Oier Lazkano (Red Bull-Bora) tras detectarse “anomalías inexplicables” en su Pasaporte Biológico de Atleta (ABP, en inglés), tal y como informó el organismo internacional. Lazkano llevaba desde el mes de abril sin competir. Está considerado como uno de los valores más firmes del pelotón español, razón por la que el potente conjunto alemán lo incorporó desde las filas del Movistar, donde se proclamó campeón de España en 2023 y ganó la Clásica de Jaén de 2024.
La UCI explicó en su comunicado que las anomalías en el pasaporte se correspondían a los años 2022, 2023 y 2024, precisamente la época en la que Lazkano era corredor del Movistar. El pasaporte biológico es un documento en forma de registro electrónico individual en el que se recopilan los resultados de todas las muestras y controles realizados a un deportista durante un periodo de tiempo. Las anomalías se detectan en los valores sanguíneos. En el caso de que se aprecie alguna irregularidad, el afectado debe acreditar que se debe a una enfermedad pasada y no al uso de sustancias prohibidas. De ahí, la complejidad en la interpretación de los resultados y el tiempo que pasa hasta confirmarse un positivo. De momento, Lazkano está suspendido provisionalmente de toda actividad deportiva.
La intrahistoria del caso
Sin embargo, el presunto dopaje va más allá de la simple notificación de la UCI. Lazkano, 25 años, despuntó con el Movistar y a mediados de 2024 recibió una sustancial oferta del Red Bull para incorporarse al conjunto que lideraba Primoz Roglic y donde correrá el año que viene Remo Evenepoel, ambos ajenos a la problemática del ciclista vasco. El conjunto alemán le ofreció un millón y medio de euros por temporada, una cifra inasumible para el Movistar, conjunto al que no le quedó otro remedio que dejarlo marchar.
Lazkano comenzó la temporada disputando las clásicas de primavera, entre ellas el Tour de Flandes, donde abandonó, y luego la París-Roubaix que finalizó en una discretísima 117ª posición. A partir de entonces desapareció del mapa y no volvió a correr siendo un ciclista que apuntaba a grandes retos; entre otros, participar en el Tour.
Un problema de salud mental
Evidentemente, se echó en falta a un corredor de su extrema calidad. Y empezarón las preguntas. “¿Qué le ocurre a Lazkano?”. Todo el mundo giraba la cara y hasta había cierto mal ambiente cuando se pedía información. Fue entonces cuando empezó a circular la noticia en la que se pedía un discreto silencio para preservar la intimidad del ciclista. Al parecer, la ausencia se debía a un problema de salud mental. El corredor atravesaba por una supuesta depresión motivada, entre otras cosas, por el cambio de residencia. Se fue a Andorra para pagar menos impuestos y aquello alteró su carácter. Se argumentaba que no cogía el teléfono, que su futuro como ciclista estaba en entredicho y que lo estaba pasando muy mal. Estos argumentos motivaron que se respetase la intimidad del ciclista.
Ahora se sabe que todo se debe a la ley del silencio que por años que pasen sigue imperando en el seno del pelotón cuando se descubre un positivo. Si no corría era porque se estaba investigando su sangre. Por esta razón, el Red Bull optó por no alinearlo en ninguna carrera. Este jueves, en cambio, la escuadra alemana lo despidió. “Oier Lazkano ya no formará parte de nuestro equipo. Esto se debe a la decisión de la UCI de suspenderlo provisionalmente. El asunto se refiere a las temporadas 2022-2024, un periodo anterior a su incorporación a nuestro equipo”; es decir, cuando militaba en el Movistar.
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