Canarias observa con creciente inquietud la evolución del conflicto del Sáhara Occidental, un territorio con el que mantiene lazos históricos, humanos y de solidaridad desde hace medio siglo. La posible aprobación este jueves en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del plan de autonomía, promovido por Marruecos y respaldado por Donald Trump, supondría no solo un golpe al derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro en un referéndum de autodeterminación, sino que pondría en jaque los recursos naturales y la seguridad del Archipiélago, a apenas 100 kilómetros de distancia del Sáhara Occidental.
La próxima semana, el 6 de noviembre, se cumplen 50 años de la Marcha Verde. Juristas y políticos de las Islas coinciden en que un reconocimiento de la soberanía marroquí conllevaría un peligro estratégico y económico para Canarias. El plan autonomista otorgaría plenos derechos a Marruecos en el control sobre eventuales yacimientos de tierras raras, gas y petróleo en aguas ahora ‘canario-saharauis’, y el reino alauí podría intentar de nuevo ganar metros en la mediana española –como lo hizo en 2020 de forma unilateral–, además de decidir sobre el espacio aéreo del Sáhara Occidental, actualmente bajo supervisión española.
Recursos en juego
A todo ello se suman los fosfatos, la arena y los caladeros pesqueros que ya se explotan en el Sáhara Occidental. Además, Marruecos lleva años impulsando una colonización económica del territorio, con grandes inversiones turísticas e infraestructuras en ciudades como Dajla o El Aaiún, proyectos que reforzarían su control político y desplazarían a la población local, con efectos en las listas de votantes en un eventual referéndum de autodeterminación.
¿Pero cuáles son los recursos naturales en juego que codicia Marruecos y lindan con las Islas? Según el abogado José Luis González, miembro de la Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara Occidental, que preside Inés Miranda, y que participó en la Comisión de la ONU en 2024 para defender los derechos sobre los recursos naturales del territorio saharaui, el saqueo se lleva a cabo sin el consentimiento del legítimo representante del pueblo saharaui, el Frente Polisario, reconocido así por los tribunales europeos.
Megapuerto en Dajla
La preocupación central radica en cómo una serie de ambiciosos proyectos de infraestructura y explotación no solo consolidan la ocupación, sino que también representan una amenaza directa a la posición económica de Canarias.
Entre estas infraestructuras se encuentra el megaproyecto del Puerto Atlántique de Dajla. Se pretende que esté terminado para 2028, aunque podría retrasarse dos años más. González avisa de que Marruecos busca que este puerto sea el nuevo centro financiero y logístico, y que se convierta en una futura plataforma entre África, América y Europa. Advierte que podría desplazar la actividad profesional del Puerto de La Luz (Gran Canaria), ofreciendo mejores operaciones económicas con incentivos de inversión, bajadas de impuestos, créditos, subvenciones aduaneras y préstamos a empresas e inversoras.
Además de ser un centro financiero, Dajla está siendo impulsada como destino turístico, el «Caribe de África», con la construcción de hoteles donde grandes operadores turísticos, aerolíneas y navieras ya incluyen este destino en sus rutas. Estos megaproyectos incorporan otros puertos, como los de Lamhiriz, Bojador, El Aaiún y la autopista Tiznit-Dajla.
Recursos submarinos y terrestres
En cuanto a los recursos submarinos, que aún no se han explotado, la plataforma continental del Sáhara Occidental es rica en tierras raras fundamentales para las nuevas tecnologías (móviles u ordenadores), y Marruecos busca controlar este recurso para que Europa no dependa de China. Asimismo, se están realizando sondeos petrolíferos e hidrocarburos desde hace años. De hecho, en mayo de 2025 se concedieron nuevas licencias.
Además, no hay que olvidarse de la importancia de la pesca, uno de los principales negocios, con buques factoría y congeladores operando en puertos como Dajla y El Aaiún, pese a las resoluciones de los tribunales europeos que establecen que no se pueden extraer recursos pertenecientes al África Occidental hasta que no se resuelva su conflicto con Marruecos.
En tierra, los fosfatos obtenidos en el principal yacimiento, la mina de Bucraa, situada en el Sáhara Occidental bajo control de Marruecos, son esenciales, así como las plantas desaladoras, la ampliación de tierras de cultivo, los recursos hídricos subterráneos, y la energía eólica y solar en suelo saharaui, o el tendido de cables de comunicación y telefonía. Es decir, el Sáhara es de alto interés para el reino alauí.
Riesgos para Canarias
Carmelo Ramírez, consejero de Solidaridad Internacional del Cabildo de Gran Canaria y presidente de la Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Sáhara (Fedissah), expresa su profunda preocupación ante el posible avance de una resolución en el Consejo de Seguridad de hoy en la ONU que favorezca la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.
Ramírez enfatiza que las decisiones del Consejo de Seguridad son resoluciones políticas firmes y advierte de que las consecuencias de una soberanía marroquí serían «muy malas» para el Archipiélago», señalando que, pragmáticamente, situarían a Marruecos a solo 100 kilómetros de distancia.
A su juicio, Canarias quedaría sometida «al chantaje marroquí, especialmente en lo referente a la política de inmigración, el tráfico de drogas y el terrorismo». Aparte de los saqueos de los recursos naturales y de la delimitación de las aguas y el cielo, Ramírez alerta de los problemas de seguridad y sobre la posibilidad de una guerra entre Argelia y Marruecos si se reconoce la soberanía marroquí, más peligrosa aún que el conflicto con el Frente Polisario.
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