Es el día de los regresos. El del fútbol de Primera, después de otro incómodo parón por las selecciones. El del Carlos Tartiere, para quitarse ese mal sabor de boca que le dejó el “hasta luego” ante el Levante, que para alguno se convirtió en un adiós. El del Espanyol, otro clásico, ante el que en el último enfrentamiento directo hubo más que puntos en juego. Y el de Luis Carrión.
En él, en el entrenador, se centrarán todos los focos esta noche cuando la pelota eche a andar, 21.00 horas. En realidad minutos antes, porque habrá que estar atentos a la reacción de la grada cuando se anuncie su nombre, por ejemplo, aunque la entrega de coches oficiales esta semana —en la que tuvo que digerir los primeros silbidos— da una pista de por dónde parece que irán las cosas.
Normalmente es difícil desligar lo emocional de lo futbolístico en un estadio tan pasional como el Tartiere. Más aún en este caso. Los últimos días han provocado un seísmo importante en Oviedo, el más acentuado desde la llegada del Grupo Pachuca. Y eso que el equipo está en Primera y celebra su centenario. Pero si algo ha caracterizado a esta afición es que los resultados importan poco cuando se trata de mostrar su opinión.
La salida de Paunovic con el equipo fuera del descenso ha tomado a casi todos a contrapié. No tanto la contratación de Carrión, que a pesar de su polémica salida hace dos años siguió manteniendo contacto fluido con la directiva. Pero hay quien no olvida aquel suceso y tampoco las palabras del catalán desde su llegada han ayudado a apagar la llama.
No parece que sea para él el estreno soñado, precisamente, pero se ha propuesto darle la vuelta a la situación con trabajo diario. Los resultados podrían aliviar una relación que parece rota de antemano, pero en esto del fútbol es imposible predecir nada.
Hace bien el entrenador en centrar el foco en lo futbolístico, porque simplifica las cosas a sus futbolistas y porque al final a él le han contratado para sacar resultados. Ya sea un objetivo mundano como la salvación o la purpurina de Europa. Pero se trata de ser mejor que el rival. Y con esa lectura, la futbolística, tampoco parece sencillo el estreno, ante un Espanyol que ha dejado atrás su papel de sufridor de la temporada pasada para convertirse ahora en un candidato a las posiciones delanteras, este de momento con resultados.
Un estilo con matices
Carrión quiere dejar su sello desde el primer día, ya lo logró en su anterior tentativa y eso que había gozado de menos días de trabajo. Se intuye que se verá un Oviedo con más balón y predispuesto al ataque. Queda por ver si la transformación será inmediata o progresiva y si, sobre todo, es efectiva.
El once despejará algunas dudas: si recupera a alguno de la vieja guardia, como algún central, si los choques internacionales pesan o si Forés tiene al fin esa oportunidad que parecía lejana con Paunovic. En todo caso, parece que será de momento un intento de cambio que se dirija más al estilo que a la elección de futbolistas. Aunque también está sobre la mesa la opción de que el Oviedo parta de inicio con dos delanteros, algo que no ha sucedido hasta ahora.
Así, el once por el que podría apostar Carrión en su estreno podría parecerse al formado por Aarón Escandell; Nacho Vidal, Eric Bailly, Calvo, Rahim; Hassan, Dendoncker, Colombatto, Chaira; Fede Viñas y Forés. Completan la lista de 24: Moldovan, Lucas, Luengo, Costas, Carmo, Javi López, Reina, Sibo, Ilic, Brandon Domingues, Ejaria, Brekalo y Rondón.
Via: The New Spain
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