Tanto Moncloa como Ferraz tratan de digerir la ruptura de Junts minimizando sus consecuencias. La decisión anunciada por Carles Puigdemont de retirar su apoyo al Gobierno, que ahora deberán ratificar las bases de la formación en una consulta, podría ser reversible, según el mensaje de confianza y tranquilidad que lanzan los socialistas. “Mano tendida siempre para seguir dialogando y llegar a acuerdos”, trasladan fuentes de Moncloa para negar un punto de inflexión por el que vaya a descarrilar su hoja de ruta, obligando a un adelanto electoral o, al menos, a dejar en cuarentena su agenda. Por lo pronto, la decisión de presentar los Presupuestos se mantiene, según coinciden en señalar ministros y colaboradores del presidente del Gobierno, y no hay cambios de calado.
“Vamos a trabajar como siempre, votación a votación”, aseguraban los colaboradores de Pedro Sánchez después de que el líder de Junts oficializase en una comparecencia la decisión. “El Gobierno español no tendrá ni podrá recurrir a la mayoría de la investidura. No tendrá presupuestos. Podrá ocupar poltronas, pero no podrá gobernar”, sentenció. El hecho de que esta ruptura no vaya a materializarse en la intención de promover una moción de censura, para lo que los posconvergentes deberían unir sus votos a PP y Vox, es un asidero por el que en el Ejecutivo entienden que no todo está perdido.
La receta ahora pasa por “seguir trabajando”, señalan otras fuentes del Gobierno para concluir que la situación se puede reconducir. “El futuro no está escrito”, añaden reconociendo incertidumbre, pero también margen de maniobra.
En Ferraz se agarran a un llamamiento al diálogo, como hacía este mediodía la portavoz del partido, Montse Mínguez, tras la reunión ejecutiva. “Desde el PSOE mantenemos la mano tendida. Seguiremos ofreciendo la que es, ha sido y será nuestra mejor baza: el diálogo. Así entendemos la política, como un instrumento para tender puentes, y así seguirá siendo”, respondían a través de un comunicado minutos después de la intervención de Puigdemont.
Los socialistas siguen defendiendo respecto a los incumplimientos que denuncian los posconvergentes del acuerdo de Bruselas para la investidura de Pedro Sánchez, firmado hace ahora casi dos años, que están sacando adelante “lo que está en nuestra mano”. “En lo que está en manos de otros”, añaden, “estamos trabajando para que se cumpla”.
El mensaje trasladado antes y después de la comparecencia de Puigdemont apenas tuvo matices. “Estamos tranquilos, este Gobierno cumple sus compromisos y respeta a otras formaciones políticas en sus procesos”, apuntaba la ministra de Igualdad, Ana Redondo, cuando ya se había hecho pública la decisión de Junts de romper. Por su parte, la ministra de Ciencia, Diana Morant, avanzaba que el Gobierno “seguirá trabajando para sacar sus propuestas” y devolvía la pelota a Junts para situarlo en la disyuntiva de “elegir” entre un Gobierno de “progreso o de involución”.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tildó este punto de inflexión en la relación con Junts como un “altibajo” para mostrarse convencida de que entre todos serán capaces de superar esta situación. “Estamos tranquilos”, subrayó en una entrevista con TVE recogida por EFE, convencida de que encontrarán “puntos de encuentro” porque la alternativa de este país es un Gobierno de la mano del PP y Vox.
Carpetas bloqueadas
Ante la situación crítica de las relaciones, el Gobierno ha tratado de hacer algunos movimientos. El pasado viernes, Pedro Sánchez lograba erosionar el veto de Alemania a la oficialidad del catalán en la UE con un acuerdo entre ambos gobiernos para “abrir un diálogo” y presentar una propuesta que convenza a los Veintisiete en la próxima reunión del Consejo de Asuntos Generales.
En el Ejecutivo también se abren a estudiar la iniciativa de Junts varada en la comisión de Justicia para atajar la multirreincidencia. La bandera de la seguridad es crucial para Junts ante el avance en las encuestas de Aliança Catalana y los alcaldes de la formación reclamaron en un reciente encuentro con Carles Puigdemont avances en esta materia y en la de la “okupación”.
Lo que sigue pendiente, sin fecha ni lugar, y que dado la ruptura de Junts podría dejar de tener sentido práctico para el Gobierno es una reunión entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. La llamada ‘amnistía política’ que reclaman los posconvergentes. Un compromiso que ha reiterado en diversas ocasiones el jefe del Ejecutivo y que en su última comparecencia el pasado jueves, en pleno órdago de los posconvergentes, aseguró que se producirá “cuando toque”.
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The post TURNING POINT | Moncloa reduces the breakup of Junts by not translating into a motion of censure and follows its roadmap: “Vote by vote” appeared first on Veritas News.